Junto a la Sanchís de la entrada anterior adquirí otra guitarra antigua de marca Tatay, más que nada por el grabado en la pala. El problema y la ventaja de comprar por foto o video es que la sorpresa real te la llevas cuando recibes la guitarra y la miras despacio.
En este caso, tenía una pinta de haber estado olvidada en un desván por mucho tiempo. Polvo en el interior, sin etiqueta visible y con una raja del aro inferior de lado a lado. Curiosamente me dio la impresión de que el aro era de madera maciza por lo que pensé que el resto debía serlo también, como en la Sanchís. El diapasón está pintado y barnizado que debía ser una forma de disimular que no se usaban maderas más nobles. Los trastes no están tan gastados como estaban en la Sanchis.
La tuve guardada sin prioridad hasta hace unas semanas en las que en huecos, empecé con ella.
Lo primero era reconocer el estado. Tenía una raja que abarcaba todo el aro inferior. Era una raja medio limpia casi en su totalidad porque no faltaba madera. Con esto se plantea la solución menos invasiva, que es pegarlo y ver frente a la alternativa de desmontar la guitarra y poner otro aro que para esta guitarra es impensable.
En el fondo también hay un par de golpes, sin pérdida de madera pero serios.
Obviamente, el clavijero es para tirar
Al hueso le falta un trozo
Aparentemente el puente, aunque no se ve de madera muy buena, está bien y no parece mal pegado.
y el interior, sin rastro de etiqueta, huele a bodega y no se ve unión entre hojas. Tiene pinta de que el fondo es chapado.
Una vez reconocido su estado, vamos a ver qué se puede hacer. Lo primero va a ser desmontar el clavijero y empezar a quitar el barniz que tiene pinta de ser goma laca por lo que saca la lija y la cuchilla.
Por un lado, no tiene marcadores de trastes por lo que, en un momento, se hacen.
Lijando el fondo se ve, por una lado, que es chapado teñido (desaparece el tono de la madera en el golpe de abajo) y que no falta ningún trozo.
El otro lado del fondo tiene rallas pero nada grave.
En el aro, primero hago un pegado con cola blanca ayudándome de cianoacrilato para sujetar por dentro con refuerzos de madera del tamaño de un sello. Doy emplaste de diferentes colores. Cuando está seco, lo lijo y repito varias veces.
Hago pruebas de teñido y pintado ya que el emplaste no es lo que parece y no queda natural. Termina quedando algo bastante decente aunque asumo que cuando meses después se asiente todo, vendría bien una nueva lijada.
La pala está muy magullada arriba pero no quiero lijarla mucho para no perder el grabado.
No obstante, lijada y barnizada, queda bien. El clavijero que le pondré es normalito.
La tapa tiene picotazos y manchas típicas. Fijándose bien se ve que no es maciza, ni tiene la separación media y en la boca se adivina, aunque está muy disimulada, las capas de la chapa. A ver, no significa nada de cara a la validez de la guitarra. Hay guitarras de maderas macizas mal hechas o mal cuidadas que no suenan bien y otras, artesanas, como esta, que pueden sonar bien.
De cualquier forma, la tapa la lijo sin pasarme y le doy goma laca.
El puente, que como digo no es de madera noble y esta teñido, tiene una marca cerca de los agudos. Intento teñirlo con sapelly pero no termina de igualarse.
La ventaja de esta madera y lo vieja que es, aparece cuando tienes que barnizar ya que el poro seguro que está cerrado o casi y estable a la humedad, es.
Hago un hueso nuevo mientras que el del puente dejo el mismo aunque lo lijo y limpio.
Le pongo las cuerdas típicas que estoy usando últimamente, que sin ser nada del otro mundo, me sirven de referencia entre las guitarras.
y afino, sorprendentemente en mi caso al tono en mismo día (habitualmente la dejo 1 tono bajo un día y subo medio tono al día siguiente y otro medio todo después).
Suena bien, los medios se oyen y después de algún ajuste de altura de la silleta del puente (que terminaré cambiando) la tengo de estudio unos días.
A los pocos días me mosquea que parece que la altura de las cuerdas ha aumentado. Miro el puente y me da la impresión de que se está levantando por detrás, como para despegarse por la tensión por lo que me planteo reforzarlo poniendo una pieza por debajo de la tapa y unos tacos.
Mi primera gran sorpresa aparece cuando hago una foto del interior para calcular dónde irá la pieza y como será. Al principio pienso que está mal la foto, desenfocada pero al meter la mano confirmo: ¡No tiene varetas! y por supuesto, es chapada de una pieza.
Bueno, por lado, me será más fácil pero por otro, rompe todos los esquemas del varetaje de los constructores aunque es verdad que en muchos casos, tanta varilla creo que anula los efectos.
Preparo la pieza y los agujeros donde irán los tacos de madera (de 4mm) que aparte de reforzar, ayudan a pegar el conjunto con mi artesanal mordaza para pegar puentes.
En esta foto se ve el detalle de la pieza pegada y el taco que se recorta.
Como efecto colateral me pareció en una foto interna que había algo pegado detrás, metí el aspirador para ver si además quitaba polvo y el olor a viejo y salió una pegatina un poco rota pero, efectivamente, de Tatay hermanos que he pegado en su sitio.
En conclusión, interesante ejercicio de restauración de una guitarra que desde el punto de vista de materiales, no vale mucho pero ciertamente, queda muy bien, es cómoda de usar y suena aceptablemente.
No creo que merezca la pena hacer más allá de lijar el aro para igualarlo cuando se asiente todo.
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